De un Roto a otro Roto
Cuando el paquete que contenía el libro rojo llamado "Roto" llegó a la Morgue, yo corrí a robarlo, nunca se sabe con qué monstruo te puedes encontrar por aquí que quiera llevarse tus libros y regresarlos con manchas de restos humanos; digamos que no todos son tan cuidadosos.
Siempre me gusta escuchar que hay algún otro cuervo por ahí, o algún roto como Sergio Vicencio los llama. Pensé que podíamos tener algún tipo de conexión aún con estar a distancia, un tipo de vínculo que sólo los cuervos podemos entender.
Llevé al libro conmigo a todos lados durante la semana que lo estuve leyendo, había días donde leía sobre amas de casa que fantasean con asesinar a todos sus conocidos mientras que un payaso le presenta las armas, otro día leí sobre un monstruo que llena de sangre toda una playa y trae recuerdos de los secretos de quienes lo ven. Poco a poco me fui adentrando en esos relatos, podía sentir a la rata entrando a mi cuerpo diciéndome que siguiera leyendo, muy obedientemente le hice caso y continué sin soltar el libro.
He de admitir que fue el primer cuento el que más me cautivó; pensé que había encontrado algo así como un gemelo enfermo, alguien que vivía también con su rata que lo carcomía y que llenaba su cuerpo de infecciones atacando uno por uno sus órganos. Yo también he escuchado todos los concejos de qué debería de hacer distinto, qué curó a alguien más y también he fantaseado con que la enfermedad tiene nombre y que me hará más fuerte mientras peleamos rompiendo cráneos y salpicando sangre; pero sé que eso no es del todo cierto, sé que algunas veces te tienes que arriesgar a ver la vida como realmente es, algunas veces ese es el verdadero terror.
Finalmente puedo decirle a los cuervos que me estén leyendo que les recomiendo que se tomen unas vacaciones del mundo para leer estos cuentos llenos de fantasía y algunas veces de ciencia ficción; es refrescante encontrarte a ti mismo riendo de situaciones extremas y cuestionándote posibles futuros para los personajes que vas conociendo. Aunque no encontré a mi gemelo infectado en estas páginas, puedo decirles que Sergio Vicencio entiende lo que es estar roto y lo que es sangrar dolor y nostalgia.