El tiempo debe detenerse, Aldous Huxley

Pocos libros ofrecen una descripción tan detallada del paso que da un ser de la vida a la muerte. Las sensaciones, los miedos y los colores de alguien que se incorpora, aún ante su negativa, a un todo abrumador.

Aldous Huxley mezcla en la novela El tiempo debe detenerse la historia del joven Sebastian Barnack, un adolescente abrumado por problemas banales de adolescente, con los últimos momentos de vida de su tío, el despilfarrador y hedonista Eustace Barnack.

Mientras Sebastian descubre que sus supuestos problemas no son problemas, Eustace transita en el limbo. Nos narra cómo se desprendió de su cuerpo y cómo un mar de conocimiento lo arrastra hasta el olvido.

La novela cuenta con personajes entrañables: difícilmente alguien puede no enamorarse de Veronica Twhale u odiar a la Reina Madre, la abuela del clan.

La novela es considerada por el propio Huxley como la mejor de su autoría, aunque la más famosa de él es Un mundo feliz.

Los brincos que hay en la trama, a veces realista, a veces fantástica, filosófica e incluso esotérica, ponen al lector en estado de alarma.

La prosa de Aldous Huxley es en ocasiones sinuosa, con descripciones complejas y difíciles de entender, y luego te encuentras con tramos de una sencillez magistral y muy buenos diálogos que te hacen sentir vértigo, como si transitaras de la mano de Eustace Barnack hacia los limites de la materia.

Desde que terminé de leer el libro yo, una valiente pierna cercenada de marinero loco, he recibido por las noches la visita de Eustace Barnack. Se ríe de todo, ama los placeres y el conocimiento, pero extraña con locura estar vivo.

En ocasiones me dan miedo sus risas, pero poco a poco me iré acostumbrando a su peculiar sentido del humor.

Aldous Huxley nació el 26 de julio de 1894 en Godalming, Inglaterra. Escritor y filósofo que emigró a Estados Unidos.

Fue miembro de una reconocida familia de intelectuales. Es conocido por sus novelas y ensayos, aunque también publicó relatos cortos, poesías, libros de viajes y guiones.

Se le considera uno de los más importantes representantes del pensamiento moderno.

Obtuvo el éxito y la atención de la crítica con Contrapunto (1928), novela ambiciosa e inteligente, aunque quizá su obra más famosa y más inquietante se Un mundo feliz (1932).

Otras obras suyas son El genio y la diosa (1945), El tiempo debe detenerse (1948), Mono y esencia (1949) y La isla (1962), así como los polémicos ensayos Eminencia gris (1941), La filosofía perenne (1946), Las puertas de la percepción (1954) y Nueva visita a un mundo feliz (1958).