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Rigor Mortis

Hasta que la Muerte nos una

Estimados lectores, ustedes están a punto de juzgar lo que voy a decir, posiblemente procedan a apagar su computadora o alejar su celular para olvidar mis palabras, pero aun así, sabiendo que corro el riesgo de ser totalmente juzgada y despreciada, tengo que sacar estas palabras de mí.


Desde niña he amado la Muerte de una forma tan profunda como nunca amé (ni amaré) a ningún ser vivo. Para mí, cada experiencia cercana a Ella significaba una eterna paz, cosa que claro, no tenía en mi vida diaria, y sobretodo, un eterno silencio donde no había más dolor. Puedo decir con certeza que no hay mayor dolor en el mundo que el provoca el ser amado por un ser vivo; así que, a muy temprana edad decidí olvidar ese tipo de romance: yo no iba a ser quien lastimara de esa forma a nadie, ni tampoco quería volverme víctima de los celos u obsesión de una persona.

Es increíble lo aprehensivos que nos volvemos los humanos durante la vida, queremos marcar a las personas como parte de nuestra propiedad, los aprisionamos y los torturamos justificando que todo es "en nombre del amor" , pero no es eso cierto; sin embargo, al morir, el cuerpo se desprende de todas esas emociones que lo nublan tanto y es libre de amar verdaderamente.


Pensé que estaba sola, que nadie en el mundo podía entenderme, hasta que me encontré con la historia de Karen Greenlee ¿la conoces? ...te contaré un poco de ella.



Su momento más importante sucedió en 1979 cuando durante un velorio enel cementerio de Sacramento, California, una familia reportó que no habían recibido el cuerpo del joven difunto; tras esto, comenzó una investigación para poder localizarlo, 2 días después, el 19 de diciembre de 1979, el cadáver del chico fue encontrado en el cercano condado de Sierra County, adentro de su ataúd y en el mismo Cadillac que debería haberse presentado dos días antes. Junto al cajón, se hallaba la aprendiz de embalsamadora encargada de transportar el cuerpo, inconsciente. Y sobre el mismo, había una carta. Estaba firmada por Karen Greenlee.

Karen fue llevada a urgencias donde "salvaron su vida" y pudieron interrogarla. La chica había tratado de suicidarse, se diagnosticó con un severo transtorno de depresión.


La carta que se encontraba a su lado en el momento del intento de suicidio decía:


“¿Por qué hago esto? ¿Por qué? ¿Por qué? Miedo al amor, a las relaciones... Jamás un romance dolió tanto. Soy una rata de morgue. Esta es mi ratonera, y quizás mi tumba”

Posterior a esto se sumaba una confesión por lo que, en su momento, Karen creía que era terriblemente malo: confesaba haber tenido sexo con más de cuarenta hombres muertos a lo largo de sus 23 años de vida.


Karen fue juzgada por el robo del auto y del cadáver del chico, sin embargo, no se presentó ningún cargo sobre el sostener relaciones sexuales con algún cadáver. La condena fue de 11 días de prisión y 2 años de libertad condicional, en los que tuvo que asistir a sesiones de terapia psiquiátrica.


Durante sus sesiones, el resultado fue totalmente inesperado ya que la chica reforzó que no había nada malo con ella ni con lo que había estado haciendo; simplemente había vivido una vida bajo las normas de los demás.


...llegué a pensar: “Esto no es normal. ¿Por qué no puedo ser como los demás?”. Atravesé todo un infierno personal de culpa hasta que, finalmente, me acepté a mí misma y me di cuenta que así es como soy. Que esa es mi naturaleza y puedo también disfrutarla. Me siento miserable cuando trato de ser alguien que no soy. Cuando fui a terapia me tocó una trabajadora social realmente amable que no me juzgaba. Y mientras más hablaba en las sesiones, más me daba cuenta que la necrofilia tiene sentido para mí. La razón por la que me mortificaba era porque no era capaz de aceptarme a mí misma.

Posterior a haber aceptado su naturaleza y hacerlo público, Karen comenzó a sufrir consecuencias negativas por los expectadores así que optó por cambiar su identidad y huir.


No se ha sabido más de ella, sin embargo, cuando yo escuché su historia me sentí acompañada, el hecho de saber de otro embalsamador que encontró el amor en la Morgue me inspiró profundamente, sobretodo cuando todas las historias que había escuchado anteriormente donde se involucraba la necforfilia provenían de hombres.


Karen se empoderó para que todas pudiéramos aceptarnos con esta naturaleza tan mórbida y a la vez tan bella.


Durante su última entrevista añadió:


Cuando estás encima de un cuerpo haciéndole el amor apasionadamente éste tiende a despedir sangre de su boca. Supongo que tienes que estar ahí para entender de lo que hablo...

Con esta última descripción, la chica selló su destino y fue reconocida a partir de ahí como la necrófila con el mayor récord.


Lo sé, ya me están odiando, más me odiarían si supieran que escribo esta historia desde la Morgue, tomando de la mano un cadáver que fue olvidado aquí, sin nombre, pero que yo misma me he encargado de nombrar. Ahora sí, vayan y olviden mi historia que yo permaneceré aquí en mi lugar seguro.


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