Las heridas sanan
El Cuervo está herido y como un animal, cada vez que lo lastiman se vuelve más agresivo.
Su visión se nubla, ya no puede ver en la oscuridad, sólo escucha y lo que llega a sus oídos son voces riéndose, voces hablando en idiomas que él no entiende.
Quienes lo rodean han intentado controlarlo, ponen una mano sobre él, tratan de contenerlo pero él ha roto los huesos de quienes se acercan, no hay forma de controlarlo.
Sus alas han crecido tanto que desgarró parte de sus tejidos, ahora es un gigante que cubre la Morgue de oscuridad y grita con dolor.
Yo escribo desde una parte de él que sigue intacta, de esa parte que cree y que sueña, lo veo desde abajo, atormentando al mundo que lo rodea y usando sus garras para mantener a todos alejados, pero no se da cuenta de que se está lastimando a sí mismo.
Caen sobre mí gotas de sangre, es sangre nuestra, ya no podemos volar, estamos ambos en el suelo viendo las heridas abiertas.
Las heridas sanan...lo pienso para que él me escuche, él asiente, pero ambos sabemos que sólo nosotros podemos curar nuestro dolor.
El monstruo se ha vuelto a dormir y con él todo el fuego que ha traído, pero el sueño no es eterno y sé que pronto nos volveremos a encontrar.
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