¿Quién es ella?
Muchas veces me han pedido que cuente la historia de Anna, sin embargo, han sido pocas las veces que la he podido contar hasta el final, casi siempre mis oyentes me piden que me detenga antes de terminar, no sé si por miedo o por tristeza, sólo sé que Anna encuentra la forma de colarse a la habitación y a sus mentes en cuanto comienzo a narrarla. Te la podría contar hoy, podríamos matar unas horas hablando de Ella. Anna, con 2 N, como siempre me corregía cuando lo escribía mal, entró a mi vida casi por error. Nos mudamos a la casa de al lado suyo, junto a la pareja que al darnos la bienvenida al vecindario jamás mencionó a su hija que se escondía entre las sombras y se movía en silencio por la casa. Anna me buscó, ella encontró la forma de colarse entre las sombras y salir al sol para que la viera ahí, de día y vestida de blanco. Me sonrió y caí rendido frente a ella. Todos creían que era un juego, que yo me había inventado esa historia, pero no fue así, para mí Anna era totalmente real.
Lo comenté con mis padres, les conté de Anna e inmediato vi esa mueca de preocupación, esa que no entiendes cuando eres niño y sólo te molestas por verla; fue el miedo genuino de mis padres de que su único hijo cayera en las manos de un mundo totalmente ajeno a ellos.
-Ella, ella no es normal hijo, tal vez te convendría más tener amigos de tu escuela. - dijo mi madre con la mayor cautela que pudo. - ¿Has notado que Anna no va a la escuela, verdad?
Y era cierto, ella no asistía a ningún colegio, pasaba todo el día dentro de esa casa con numerosos pisos. Yo fantaseaba con eso, con recorrer cada habitación a su lado, con leer los libros que ella conservaba con cariño y con estar un día entre semana fuera del colegio; para mí Anna era un sueño real.
Durante unos días mis padres lograron mantenerme alejado de ella, hallaron formas de distraerme para no salir o de llevarme a otros lugares en las tardes para que no pasara la tarde buscándola; pero al final, cuando volvíamos, yo subía hasta la habitación más alta de mi casa y la veía desde ahí. Se veía tan pequeña, con su cabello largo hasta la cintura, totalmente oscuro y su piel pálida. Veía sus ojos tristes, su cuerpo decaído, parecía que iba a romperse pero aun así se mantenía de pie viéndome. No sé cómo, pero por unas semanas, esas visitas, nos bastaron.
Claro que la veía también en sueños y hablaba de ella todo el día durante clases, nadie me creeía, imaginaban que hablaba de un fantasma ya que todos conocían esa casa por ser un lugar muy extraño, por ser una casa embrujada y en todos esos cuentos Anna era la protagonista.
Antes de que acabara el ciclo escolar organicé una visita a mi casa, la disfracé como una reunión por un cumpleaños, cuando en realidad lo que quería era que todos conocieran a Anna, quería que la vieran como yo la veía. Como puedes imaginarte, eso no salió bien. Los demás chicos estaban poseídos por el morbo, sólo dieron un paso dentro de mi casa y gritaron que querían buscar a Anna. Rendí ante la presión y los llevé al jardín trasero donde la pudieron ver. Ahí estaba ella, sentada en una silla, casi paralizada con un libro en sus manos, no volteaba a vernos aunque todos le gritaban. Me sentí avergonzado, pero no podía detenerlos, entonces, un chico tomó una piedra y se la lanzó a Anna, vi cómo la piedra golpeó su cabeza. Todos nos quedamos en silencio, inmediatamente ella se levantó y se acercó caminando con dificultad. El mismo chico no aguantó y se acercó más a verla, en cuanto ella tuvo oportunidad jaló su brazo hacia su lado del jardín y lo mordió.
La mordida fue tan fuerte e intencionada que el chico gritó con horror, yo vi los ojos negros de Anna perdidos en el horizonte y la sangre escurrir por sus labios. Entre todos separaron al chico de la reja y lo llevaron adentro, yo, quedé paralizado frente a Anna.
Hasta la fecha no sé si sentí terror o tristeza, sólo sé que tuvieron que jalarme de vuelta a la casa mientras que veía el vestido blanco manchado. Entonces dime, ¿quieres que continúe con la historia?
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