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La Chica Llamada Cuervo

Ser como ella

Cuando era niña me prometí nunca volverme como mi mamá, pero ahora, entre más pasan los años más creo que nos parecemos.


Ahora entiendo que nuestra vida ha sido un laberinto lleno de arena, entre más peleo más me hundo y me pierdo, tenía que dejarme ir para poder sentir paz, para poder entender la salida...



Todo empezó con un gesto, era como verme en el espejo, la vi y me vi a mi misma en su mirada y gesto de asco a todo. Mi rostro se deformó como el de ella, y así empecé a volverme esa persona que había jurado no ser.

Con los días mi voz también se deformó, parecía que cuando hablaba salía ella de mi cuerpo, como un rasguño en mi gargante pidiendo a gritos que la dejara libre, pero no era eso, más bien la imagen de mi madre me estaba devorando.


Traté de alejarme, creí que así sería más sencillo, pero al ver mis manos ya tenían las mismas pecas y marcas que las suyas, el proceso había iniciado. Sin saberlo, mi cuerpo la absorbió, mi mente comenzó a borrar mis recuerdos para tener espacio para los suyos. Ahora veía a mi madre en todas sus facetas, en todos sus años, ahora yo era ella.


Me aterré de mí misma, pero no había cómo evitarlo, debía de tomar mi lugar como madre y dar a luz a mi nueva hija, a una chica que posiblemente sería yo, una versión mía que me verá con odio, con asco y que jurará jamás ser yo, hasta que sin darse cuenta su cuerpo se debilite y me necesite, y entonces, ahí estaré yo para absorberla para volverla una más, una eterna.




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